Mi
estatura es de uno
setenta
y dos hilos
descamisados
No
peso más de 63 kg
en
vacío inerte
Sobre
la transparencia del tiempo
me
deshielo en nostalgias,
en
el vibrar de la memoria
sobre
momentos brotados.
El
cristal del silencio se rompe
como
efemérides
por
el transcurrir del espacio.
Recónditos
presagios;
Acostarme
descalzo sobre
tus palabras
indeformables.
Nuestro
cambio de
voz
me acongoja
y tú
ríes amablemente.
Saberme
despierto en ti
donde
florecen las sombras.
Casi
no dejan lugar
para
dormir y comer
Después
de un rato
acostado
en el
recuerdo de las calles.Uno se sienta a pensar,
cuántas
veces no hemos hecho
el
amor con la mujer amada,
saber
nuestros días.
Casi
tenemos tiempo para
enumerar
nuestros muertos.
Brillas
con aspereza de espacio;
te
das cuenta , mis datos son
procesados
bajo un
manantial
vibrante y pulcro.
Después
de un rato
cercado
por el
repaso
de las calles.
Se
enloquecen mis nervios
Se
inmovilizan mis piernas.
Estoy
en un insomnio altanero
Se
niega a dejarme
Yo,
Jairo, comprometo mi hálito
molestarte
hasta el fin de mí
cuando
a la poética no le quede voz,
la
mude el espacio hundido
entre
el olvido que
todos
llevamos dentro.
Sólo
soy yo con
la
maldita literatura.
No
encuentro
quién me soporte.
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