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Mostrando entradas de agosto, 2014

¿Acaso te importa si desaparezco?

Si alguna vez pudiera evaporar los abismos que me arropan, desenvolverme, entrar en ti leer tu idioma tus jeroglíficos purificarte en grandes llamaradas de humo, llevarte fuera de planos Quizás moldee mi sombra mis pasos tu desnudez ¿acaso te importa si desaparezco? Algunas vez de pronto viva de pura gracia Diálogos de aire de espuma, me hospede en la memoria de las calles y no vuelva                    ¿acaso te importa si desaparezco?

Latidos

Pertenecemos al seno del tiempo, al acoso de puertas cerradas. **** ¿De dónde huye el río y de quién se oculta? ¿cuánto río significa lo grande o lo pequeño? *** Sin ti, he aprendido de lo solo y lo olvidado, que he estado solo y olvidado. *** ¿Dónde declinas, río exorbitante en los días mendigos; cuando tu corazón en derribado en el sexo de una mujer? *** Cuando te fuiste, sólo cuando te fuiste se hicieron inaccesibles las estrellas.                                                                                                                        *** Donde muere tu voz nace el viento. *** Las resignaciones hacen que camine en círculos, que me conforme con lo poco creyéndome lo mucho. *** Una mujer sola es capaz de morderse la espalda. *** La esperanza es nuestra vil resignación. *** Dónde ir, si los caminos por

Lucas Battaglini

Es preferible suicidarse tarde que nunca, sin arrepentimientos, más que temprano, o nunca suicidarse, mejor. Lo conocí una tarde mordisqueada por la rutina literaria En un taller de poesía que asistíamos los dos. Practicamos fielmente la amistad, compartimos la duda de vivir Él hablaba de una mujer lejana y yo contemplaba las que nos pasaban por el frente. Jugamos a los borrachos junto con Edgar, Luis, Estrella, Acuarela, Andrés Llenamos noches y días de dudas. Crecimos en la resignación En el desmedido desenfado de vivir en una ciudad Abandonamos el juicio en azoteas llenas de botellas de licor junto con Malena, Geison, Vanessa, Steven, Mariana, Karen, Goyo, Paola Ah, nuestra graduación como poetas La noche se tupía a cada instante de bajo autoestima Nos desinteresamos por vivir sin sufrir Caímos en las lágrimas, brotamos de los ocasos sin precipicios Que compartas la mesa de vino con Baudelaire, que te haya servido de algo

Déjate sorprender

Sacrilegio desde este cuerpo, tuyo y mío Donde la ausencia temible es la tuya No hay dudas aquí, sino miedo que hay que evitar entre nosotros Yo te quiero de aquí a dios Sombras narran nuestra consolación                               Déjate sorprender.

Esta alba abre los brazos…

Esta alba abre los brazos y se deshoja; desde su aldaba cae en mí, desnuda, y, oculta su antigua lobreguez de pasos dados; ha de permanecer presente aquí, en este corazón que se ha considerado                              a su hermosura.